Les tropes franceses
entraren a Barcelona el dia 13 de febrer de 1808 en qualitat d’aliades. Foren
ben rebudes en general per la població. No obstant, poc a poc tothom s’adonà
que aquelles tropes amigues en realitat havien arribat per quedar-se. L’actitud
cordial inicial es tornà en desconfiança manifesta i finalment a primers de
juny esclataren obertament les hostilitats contra els francesos a tot
Catalunya.
Diversos contingents
de tropes espanyoles, però també italianes i algunes franceses desertaren
marxant Collserola amunt vers el Vallès, zona controlada per les milícies i
miquelets, contraries als francesos. A mig camí es trobava el nostre monestir
de Sant Jeroni, circumstància que feia que molts dels desertors s’aturessin per
demanar als monjos, menjar, beure i a
vegades també allotjament.
La actitud oberta
d’acollida, pròpia de la comunitat jerònima, vers tos aquells que s’aturaven al
seu monestir, no fou contemplada amb bons ulls per les autoritats franceses de
Barcelona que volgueren comprovar si realment els monjos estaven actuant com a còmplices de l’enemic.
La matinada del dia 3
de juny de 1808, estols militars francesos s’acostaren furtivament a Sant
Jeroni de la Vall d’Hebron per comprovar si els desertors de l’exèrcit francès
eren aixoplugats al monestir…però deixem que ens ho expliqui Raimón Ferrer,
prevere de Sant Just i Pastor, testimoni directe i autor d’un diari de lectura
obligada per a tots aquells interessats en la guerra del francès, i el seu
impacte en la societat barcelonina.
Han entrado al
anochecer una partida de infanteria y cavalleria francesa, viniendo con ellos
un Monge lego del Monasterio de Val de Hebron, para donde habian subido por la
noche creyendo coger allí soldados franceses o italianos fugados de Barcelona,
lo que si se hubiese verificado, habrian castigado exemplarmente á los Monges y
Monasterio.
Sabemos no obstante,
que esta misma noche pasada habia ido allà la Guardia entera española fugada de
la Puerta del Àngel y dos soldados franceses però como estaban advertidos los
monges, que estaban proximos á subir los franceses, por esto portavanse del mejor
modo que podian con los muchisimos
soldados, ya de los nuestros, ya de los franceses que pasaban por allá y pedian
pan, vino y alojamiento.
Lo primero se lo
daban, pero no consentían en lo último, por temor de una sorpresa, como lo ha
sido la que han executado esta mañana, pues mientras dos alas de tropa francesa
por caminos apartados iban para ceñir el
Convento, subian por el camino carretero
muchos soldados jugueteando, como si realmente fuesen fugados de Barcelona. La
retaguardia, que se compodria de unos 300 hombres, se habia quedado en San
Ginés.
Llegados al Monasterio
a eso de las quatro y media de la mañana, el saludo fue derribar y romper la puerta
de la bodega y dispensas, con la misma fúria, que las de la porteria é Iglesia,
aunque estas ya las abrieron luego los monges, los quales estaban en el Coro
disponiendose para morir. Entrados dentro como furias, maltrataron a quantos
encontraban, pidiendo en tono colérico donde estaba el P. Prior. Salido el P. PIcañol, que hacia sus veces por
estar aquel ausente, mandó el Comandante pasasen á un lugar separado, lo que
verificaron en la celda del mismo P.
Vicario, quien se vió entre tres
coléricos oficiales, dos el sable desnudo y el tercero con una pistola asestada
al pecho, y con su gatillo levantado.
Preguntado el P. Vicario, si sabia el francés y respondido que no, reconvínole agriamente en
latín porque acogía a los soldados franceses é italianos fugados de Barcelona. “Quiero
que al instante me entregueis los que teneis escondidos en el Monasterio, y
quando no, os mandaré degollar a todos, pues esta es la órden que traigo de mi
general Duhesme”. A estas sanguinarias amenazas contextó el P. Vicario, que si bien era cierto que
habian pasado muchos soldados fugados procedentes de Barcelona, á los quales
habia dado algo de comer, pero no dinero ni vestidos.
Preguntando el
Comandante francès por el Prior del Monasterio, y respondiendole el P. Vicario,
que estaba en Valencia, fue tal la fúria de todos los oficiales, que levantando
sus sables y el otro la pistola, bramando como toros, dixeron: “Descubierto está
todo. En Valencia está el Prior para recibir los desertores que vos le enviais,
y reunirlos allá con los demás rebeldes para armarse contra nosotros”. Creia el P. Vicario que iban a pasarle (per les
armes), quando el Comandante le intimó que fuese a buscar á los demas
Religiosos y los reuniese todos en una pieza capaz; lo que verificado en la Libreria, se empezó segundo juicio, y
fueron reproducidas las mismas especies de la cooperación en la fuga de los
soldados. (preguntes relatives a la pretesa
col·laboració)
Mientras esto se
verificaba en la Libreria, oíase por el Convento grande ruido de puertas, por
entregarse muchos soldados al saqueo, lo que desaprobado por el Comandante,
hubo una reyerta entre él y otro oficial que permetia aquella licencia que
luego tuvo fin, pero causaron bastante daño, aunque no entraron en la
Sacristia.
Salidos de la Libreria
dexaron con libertad á los Monges, los quales fueron al Coro á rezar Maytines y Horas, teniendo a ratos a un centinela
frente al facistol.
En lo restante del dia
mantúvose la tropa en el convento robando quanto podian de comer y beber, lo
que ocasionó no poco trabajo al P. Vicario quando tuvo que disponer comida para
la tropa, según el recado que recibió del Comandante frances, pero acudiendo los Monges á las casas y lugares vecinos,
lograron menestra para saciarlos.
Subian y baxaban en
este intermedio partes de Barcelona, lo que tenia en zozobra á los Religiosos,
pero ultimamente se acordó, que baxara uno á Barcelona para hablar con el
General Duhesme, á lo que se envio al fra Francisco Almirall lego, que poseia
algun tanto en el idioma francés, quien entró con la tropa en Barcelona.
Despidiéronse el
Comandante y Oficiales del Prior y religiosos con mil demostraciones de cumplimiento, parando toda la escena en
haber dado un dia malísismo á aquella comunidad, que esperaba ya su última
hora, y en haber robado el Monasterio por valor de más de 7000 reales vellón
(1).
(1).- Fugose de
Barcelona al dia siguiente (4 de juny de 1808)
el Religioso Lego que vino para hablar
con Duhesme, (Fra Francisco Almirall) pues habiendolo primero
verificado con Lechi, le halló tan furioso é irritado contra los Monges de Val de Hebron, que á pesar de que procuro
le acompañase un sujeto amigo de dicho General no pudo impedir que arrojase de
su presencia al Religioso, diciéndole, que todos los Monges debian ser asesinados y quemado el
Monasterio.
Ciertamente que se habria verificado, esto si tal vez la
Providencia no hubiese dispuesto que las tropas francesas que subieron al
Monasterio, errasen el camino, pues habiendo salido de Barcelona a las 11 de la
noche, llegaron al Monasterio a las 4 de la mañana habiendo andado sin cesar en
toda aquella, siendo así que por el camino regular, por mas obscura que hubiese
sido la noche, podian verificarlo á la
una; y entonces habrian hallado a la
Guardia Española fugada de la Puerta del Àngel, y á dos soldados franceses.
Todos los quales habian pernoctado en la casa de los mozos del
Monasterio, y tuvieron que despedirles corriendo al subir los franceses.
El Mariscal Duhesme
era el cap militar de la tropes franceses establertes a Barcelona, i el general
Lechi, el seu assistent.
d’Hebron. 1833. George Vivian. Biblioteca Nacional de España
BIBLIOGRAFIA
FERRER, Raymundo. (Presbítero). APÈNDICES.
Suplemento e Indices al diario de
Barcelona Cautiva en 1808. Tomo Segundo. Antonio Brusi, Barcelona 1815
OLIVÉ I GUILERA, Fèlix. Sant Jeroni de la Vall d’Hebron.
Parròquia de Sant Jeroni de Montbau. Barcelona 1995.